Recuperando la historia de las radios comunitarias en Uruguay
Entrevista • Raquel Gutiérrez Aguilar y Kevin H. Martínez • 11 de octubre, 2024 • Read in English
En Uruguay, existe interés por el estudio y participación en procesos comunitarios de organización ligados al sostenimiento de la vida y al cultivo cotidiano de vínculos y de colaboración en distintos territorios. Nicolás Robledo y Diego Castro, quienes son docentes de la Universidad de la República en Montevideo, han estado trabajando en la investigación “Radios comunitarias post-regulación en Uruguay” que saldrá próximamente.
Como en muchos otros lugares de América Latina, la experiencia de las radios comunitarias en Uruguay es larga, contradictoria y no tan conocida. Durante muchos años las radios comunitarias jugaron un papel relevante en la lucha contra las dictaduras y exigieron ser regularizadas, es decir, reconocidas legalmente como titulares de una frecuencia en el espacio radioeléctrico.
En 2007 se aprobó la Ley de radios comunitarias en Uruguay y se les asignó el uso de un tercio del espacio radioeléctrico para transmitir su señal. Los otros dos tercios se distribuyeron entre medios públicos y medios comerciales o privados. Entonces se contabilizaban 412 radios, y luego, cuando se abrió el proceso de regularización, participaron entre 160 y 170 radios. Posteriormente se implementó una normativa rígida que no siempre ha sido favorable a todas las radios comunitarias.
De acuerdo con la última actualización disponible de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones de Uruguay, a junio de 2023 existían 149 radios comunitarias, aunque los investigadores advierten que existe un importante subregistro. Mientras que varias de ellas han dejado de transmitir en estos años, otras nunca han podido obtener una señal debido a las deficiencias en la implementación de la ley. Muchas están organizadas en organizaciones como la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) y la Red de Radios.
A principios de octubre tuvimos la oportunidad de ver el informe y nos sentamos con Robledo y Castro para compartir algunas de las historias que encontraron al investigar las radios comunitarias en Uruguay. Nuestra entrevista ha sido recortada y ligeramente editada.
Raquel Gutiérrez Aguilar: ¿Por qué las radios comunitarias son importantes en Uruguay? ¿Cuál es su historia?
Diego Castro: Las radios comunitarias en Uruguay tienen una importancia bastante fuerte sobre todo en la década de los 90, que es cuando emergen muy vinculadas a movidas juveniles. Hay un movimiento estudiantil muy potente en aquel momento que luego nutre a las radios comunitarias. Entre los 90 hasta el 2000, las radios comunitarias emergen con fuerza, se crean un montón y casi todas actúan en la clandestinidad. Eso implicaba montar los equipos cada vez que se emitía, desarmarlos después, no siempre emitir en los mismos lugares. Cuando sube al gobierno una derecha más liberal en los 2000, antes del progresismo, se deja de perseguir a las radios, pero previo a eso la persecución a las radios y la incautación de equipos era recurrente.
Nicolás Robledo: A fines de los 90, las radios se articulaban también con diferentes espacios de lucha, como el movimiento anti-razzias, es decir, contra la represión y persecución policial en los barrios. Después las radios se articulan con otros movimientos en el marco de la crisis económica y social en Uruguay. Esos fueron sus momentos de auge y no es así como estamos actualmente.
RGA: ¿Qué potencia tienen entonces las radios comunitarias en la actualidad?
DC: Hoy no están en el momento de mayor visibilidad ni legitimidad social general, pero, las radios que continúan funcionando, muchas de ellas fueron creadas en esa época de los 90, o sea, tienen 25 o 30 años. Son colectivos que se han sostenido durante mucho tiempo, tienen una función muy fuerte para el colectivo que lo organiza, en muchos casos para el barrio o el territorio, o el pueblo en el caso de las zonas del interior.
Si uno mira todo lo que la radio y el colectivo hacen para sostener el trabajo y la función que cumplen en algunos momentos cuando a la comunidad o el barrio le es útil para poder expresarse y organizar las ideas. Tienen un papel en momentos extraordinarios, de inundaciones, catástrofe climática, problemas sociales, necesidad de solidaridad para alguna familia. Ahí las radios cumplen una función comunitaria muy importante que no tiene una traducción hacia el exterior del territorio, pero que sí tiene una utilidad, una potencia, hacia adentro.
NR: Lo principal tiene que ver con su rol en la comunidad y con otros espacios comunitarios que se van retroalimentando. Por ejemplo, está la lucha por el agua en Santa Lucía, que es un río importante que suministra toda el agua potable a Montevideo. Esa localidad tiene una radio comunitaria y esa radio se sostiene en vínculo con organizaciones que se nutren también de la radio y con articulación con diferentes experiencias.
O la radio de Galpón de Corrales que es una radio de Montevideo, donde ahí funciona un merendero, una olla popular donde se reúnen organizaciones sindicales y barriales. Ellos mismos dicen que, si no estuvieran en Galpón de Corrales —que es el lugar físico donde se reúnen— no existiría la radio.
Hay una articulación de lo comunitario, del barrio, del territorio que ha logrado que se sostuvieran estas experiencias. Incluso las radios que son más pequeñas son espacios colectivos amplios, incluso algunas son más personales-familiares: radios pequeñas que también tienen una fuerte vinculación con el resto del territorio, con las escuelas, con las cooperativas, con diferentes experiencias y organizaciones en el barrio.
RGA: En su investigación se encuentra una especie de polisemia que siempre está muy presente en relación a lo comunitario. ¿Qué quiere decir comunitario en relación a las radios?
NR: La Ley en sí recoge uno de los sentidos, que habla de la propiedad colectiva y del carácter más asambleario para la toma de decisiones. Varias de estas radios históricas mantienen y tienen esa lógica. Ahí está lo comunitario: en una forma de discutir de manera colectiva, de tomar las decisiones, de vincular la radio con otras cuestiones que les afecten, siempre tratando de pensarlo en la articulación con lo que pasa en el territorio.
Una de las cuestiones que algunos nos planteaban eran las diferencias entre lo comunitario y lo alternativo. Algunas radios eran más alternativas en tanto un grupo de personas que pensamos más o menos parecido y poníamos la radio para decir lo que más o menos estamos de acuerdo.
Otras radios comunitarias son de propiedad colectiva, de gestión colectiva y otras organizadas de esa misma forma pero que buscaban otros puentes con el territorio, con otros espacios que quizás no piensan de la misma forma. Encontramos diferentes formas de radios comunitarias a pesar de funcionar más o menos en la misma lógica de procesos colectivos de gestión.
Después, hay otras experiencias más pequeñas, que llamamos personales-familiares, donde encontramos lo comunitario en el vínculo directo con las diferentes realidades del barrio, y en la articulación con la escuela. En las investigación nos decían “si la iglesia está en el barrio, la iglesia también es parte de la comunidad y puede tener un lugar en la radio”.
Eso es algo que la legislación condicionaba, el proselitismo religioso y partidario. Entonces, quizá tenían una mirada de lo comunitario no tanto como lo colectivo o lo asambleario, sino más atado a las cosas concretas, sean individuales o de pequeños grupos vinculados al territorio.
Kevin H. Martínez: Nos pueden decir qué diferencias encontraron en las dos experiencias que mencionan, entre las radios más personales y familiares y las colectivas-militantes, en términos de vida cotidiana.
DC: En las experiencias a las que llamamos familiares, para darnos una idea, nos referimos a una radio que era operada por una pareja y un amigo. Ahí las decisiones no ocupan un lugar formal, no hay una reunión solo para la radio, se van dando las decisiones, y muchas veces van quedando solapadas en quien las toma.
A veces también es menos claro, pero no necesariamente, por ejemplo, la vocación de trabajo con el territorio y con el barrio. Tampoco es que en las radios que llamamos más colectivas-militantes no hubiera referencias personales fuertes, porque referencias personales fuertes encontramos en las dos, o sea, personas que, si esa persona no activa el funcionamiento de la radio, la radio se cae.
La modalidad de procesar las decisiones y el sentido de la radio y para dónde va tiene que ver con una práctica más cotidiana, diferente y también con un modo de relacionarse: la colectiva militante tiene una lógica más de relacionarse con organizaciones sociales más clásica, por los problemas del territorio que emergen fuerte. Y la otra más familiar es una cuestión más palmo a palmo.