Liberar la pedagogía para liberarnos con la Madre Tierra

Una olla en un proceso de liberación de la madre tierra en el Cauca, Colombia. Foto cortesía https://liberaciondelamadretierra.org/.

Reseña • Andrea Fajardo Camacho y Myriam Cheklab • 10 de octubre, 2024

Desde un rincón del norte del Cauca, en el suroccidente de Colombia, nos llega un libro titulado Liberación de la pedagogía, escrito por pedagogos y luchadores indígenas nasas. Comparten sus experiencias como educadores y defensores del territorio y la vida, y también un saber y una perspectiva política nutrida por 500 años de resistencia al colonialismo y sus derivados: el capitalismo, el conflicto armado y el narcotráfico. 

Es una palabra desde el corazón nasa que nos invita a reflexionar sobre los desafíos sociales, ecológicos y filosóficos que enfrentamos a nivel planetario. Liberación de la pedagogía lo nombran. 

Pero, ¿por qué será necesario liberar la pedagogía? Lxs autorxs responden con una buena sacudida: nos recuerdan que la educación hoy en día sigue siendo uno de los principales espacios de la colonialidad, incluidas algunas formas de educación alternativa. Nos advierten que aún nos falta mucho para liberar, es decir, descolonizar la educación. 

El pueblo nasa ha luchado y gestado múltiples experiencias de “educación propia”, pero este sigue siendo un terreno en disputa.

La pedagogía de la que hablan los liberadores se enuncia en el subtítulo, escrito en nasayuwe, el idioma nasa: Kwe’sx kiwe u’mate nesya sxawëduçthäw. Eso podría traducirse como “aprender a enraizarnos con la Madre Tierra”. De esto trata la epistemología en clave nasa, y de ahí deriva su pedagogía: se enuncia desde cuerpos “ombligados a la tierra”, es decir, desde una forma de ser y estar en el mundo como parte de una red de interdependencia entre lo humano y lo no humano. Desde ahí se aprende y desde ahí se enseña. 

La pedagogía no es una parcela de la vida, es parte de su trama. Liberarla es romper el alambre de púas que la presenta como una disciplina especializada, cuyo ejercicio práctico genera espacios y cuerpos disciplinados, más cercanos a una experiencia militar que a una vivencia comunitaria. Quienes escriben este libro reconocen al fogón, la olla, la chakra, el tejido, la siembra, el bloqueo de carreteras y el corte de caña como espacios de aprendizaje que forman personas que aman a su territorio y su comunidad.

Escribir en minga

Para escribir este libro se juntaron una docena de personas que forman parte de dos procesos de lucha de comunidades nasa. El primero es el Proceso de Liberación de la Madre Tierra, una lucha de comunidades nasa que, desde 2014, están recuperando tierras en el valle geográfico del río Cauca, un territorio dominado casi exclusivamente por ingenios azucareros. 

Estas comunidades, históricamente desplazadas y arrinconadas en las laderas de las montañas, han decidido bajar a la parte plana y ocupar fincas de los ingenios agroindustriales, para volver a su territorio y liberar a la Madre Tierra del monocultivo de caña que la esclaviza y mata. 

Antiguamente, el valle del río Cauca era un bosque seco tropical, pero hoy es un desierto verde: no hay árboles ni animales, el agua se está agotando, y los agrotóxicos envenenan el suelo, las quebradas y los ríos. Por eso, las familias del Proceso de Liberación han decidido entrar en las fincas, tumbar la caña, sembrar comida y dejar crecer el monte. Este proceso es, en sí mismo, una escuela donde cada día se aprende a descolonizar o, como dicen, a "Desalambrar la tierra para liberarla, pero también desalambrar nuestros corazones".

El segundo proceso es el Semillero Educativo Kiwe’ Uma’ (que significa "la Tierra es madre" en nasayuwe), un proyecto educativo autónomo que, desde 2013, reúne a una decena de familias nasa para crear una escuela desde la cosmovisión nasa. Es un espacio de educación integral guiado por el modo de vivir y pensar nasa donde niños, niñas, jóvenes y adultos aprenden, desde la cotidianidad y la espiritualidad, a tejer lazos de cuidado con todos los seres.

Este libro fue escrito en minga, que en la cosmovisión nasa no es solo una forma de trabajo colectivo, es un pilar de la vida comunitaria y un modo de construir saberes. Las mingas suelen ser de trabajo, pero también existen mingas de pensamiento. En este caso, un grupo de personas se juntaron para conversar sobre preguntas como: ¿Qué es la educación para nosotrxs? ¿Cómo hacemos educación? El modo nasa, nos dicen, se construye desde lo oral y desde la práctica. La palabra se camina. “La vida no se aprende en libros. La vida está a nuestro alcance en el mundo real, en la Madre Tierra”.

La palabra se camina

La riqueza de su lenguaje metafórico se enraíza en las prácticas concretas con las que cultivan y defienden la vida en su territorio. No descolonizan, desalambran; no deconstruyen, tejen y destejen; siembran, cosechan, liberan. Es un lenguaje ligado a la vida, son conceptos-prácticas que construyen mundos.

Este aporte es significativo en el marco de una crisis sistémica que tiene, entre sus múltiples caras, una crisis de las palabras. Autoras como Silvia Rivera Cusicanqui han abordado esta cuestión, señalando que uno de los límites de esta crisis no solo está en la capacidad de “comprender la realidad”, sino en la posibilidad de imaginar y nombrar otros mundos posibles.

En el ámbito de las ciencias sociales, nos encontramos en un momento donde el lenguaje se ha limitado a prefijos como "post", "anti" o "de", seguidos del paradigma de preferencia. 

Parece que la imaginación ha quedado atrapada en la negación o superación de algo existente, pero no ha alcanzado para pensar desde la afirmación, desde lo que queremos y hacemos más allá de responder a los sistemas de opresión que nos atraviesan.

La crisis de las palabras ha surgido en coordenadas muy específicas: en espacios donde el conocimiento se genera en parcelas disciplinarias, dentro de cuatro paredes, es decir en la academia. Sin embargo, en geografías donde la violencia colonial ha sido devastadora, se encuentran pueblos que, durante cientos de años, han nombrado la vida en lenguas que no solo no han sido reconocidas como legítimas en la generación de conocimiento, sino que han resistido múltiples intentos de aniquilación.

Wëtwët fxi’zenxi, nos dicen los nasa, es lo que dirían en lugar de pedagogía, escuela o educación. "Hablaríamos simplemente del vivir. El vivir la lengua. El vivir la alegría. Vivir sabroso, lo que aquí llamamos wët wët fxi’zenxi, la vida en armonía con todos los seres", escriben. 

Con esto nos invitan a pensar que desalambrar y liberar la pedagogía implica pensar fuera de esas parcelas de pensamiento. Implica entender la pedagogía como indisociable de las demás esferas de la vida y, por lo tanto, señala que para liberar la pedagogía hay que liberar la tierra y, con ella, las mentes y los corazones. Nos desafían a pensar y actuar como parte de una trama, a liberarnos con ella.

El libro Liberación de la pedagogía está disponible en línea aquí.

Andrea Fajardo Camacho y Myriam Cheklab

Andrea Fajardo Camacho es antropóloga visual, educadora popular, comunicadora comunitaria y doctorante en Estudios Latinoamericanos en la UNAM. Forma parte de la colectiva Vivas y Grabando (@vivas.y.grabando) y del colectivo Barullo (@colectivo.barullo).

Myriam Cheklab es doctora en educación, luchadora antisistema, sembradora y teatrera. Andrea y Myriam han acompañado el Proceso de Liberación de la Madre Tierra desde 2016 a través de la colaboración con distintas iniciativas que involucran el teatro y la comunicación.

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