8M transfeminista y antifascista en Buenos Aires
Una mujer mira hacia la plaza con el rostro cubierto por pañuelos verde y violeta, colores que enmarcan la lucha feminista, el 8 de marzo de 2025 en Buenos Aires. Foto © Susi Maresca.
Reportaje • Susi Maresca y Ceci García • 13 de marzo, 2025 • Read in English
Las esquinas cercanas al Congreso de la Nación en Argentina se pintan de color violeta y verde, colores de la lucha por el aborto legal y contra la violencia de género, con la llegada de la gente que comienza a juntarse.
Son las cuatro de la tarde, una llovizna diminuta comienza a alejarse y el sol se asoma de a poco. La temperatura bajó repentinamente luego de una gran ola de calor que superó los 40 grados centígrados y que generó cortes de luz masivos en casi toda Buenos Aires los días anteriores.
Salir a marchar este 8 de marzo es distinto por muchas razones. Una de ellas es porque nadie sabe cuánta represión habrá y si eso opacará la jornada. El miércoles pasado, en ese mismo lugar, una represión brutal a los jubilados fue noticia internacional.
Un grupo artivista comienza a hacer pegatinas en una de las paredes de la avenida Rivadavia; otro grupo llamado Acción Sudakal pinta un mural que dice “Todo fuego es político” y, atrás, la silueta del continente de América Latina acompañado de la palabra “antifascista”. Mientras tanto, las columnas de las diversas organizaciones se congregan sobre la avenida de Mayo. La movilización por el Día Internacional de las Mujeres dejó claro que las consignas antirracistas y antifascistas que se pusieron al frente en la gran movilización del 1 de febrero hoy se sostienen.
“Este 8M es una continuidad del 1F, ya que se preparó dentro de las mismas asambleas. Es una marcha opositora, piensa las condiciones del trabajo y del trabajo no pago, no tan anclado en la violencia por razones de género”, dijo Marta Dillon, periodista, escritora, activista lesbiana transfeminista e integrante de la columna Mostri, consultada para Ojalá. “Es una puesta de límites muy concreta al proyecto neofascista de Javier Milei”.
Una marcha diferente
La cabecera de la marcha avanzó con una gran bandera que lleva las consignas de este #8M: Paro internacional transfeminista antifascista, antirracista, anticapitalista y antipatriarcal.
Detrás de esta se encuentran referentes del amplio movimiento feminista, como Nina Brugo de la Campaña Por el Aborto Legal, Georgina Orellano del Sindicato Ammar de las Trabajadoras Sexuales, Sandra Chagas, representante de la Comunidad Afrodescendiente de la Argentina, también miembrxs de la Comunidad Mapuche y las Históricas (de la comunidad Travesti Trans), entre otrxs. Acompañaban también Jubiladxs organizadxs, Colectivo de migrantes, organizaciones sociales y políticas, de derechos humanos, sindicatos diversxs, centros de estudiantes y trabajadorxs de la salud pública.
Desde que asumió el gobierno de Javier Milei hace 15 meses, la agenda de retroceso y ataque a los derechos conquistados para las mujeres y diversidades avanzó vertiginosamente, no sólo desde lo discursivo sino con acciones concretas que afectan el desarrollo para la vida digna de las mujeres y el colectivo LGTBIQNB+.
Comienza a caminar la columna que encabeza este 8M: Paro internacional transfeminista antifascista, antirracista, anticapitalista y antipatriarcal en Buenos Aires. Foto © Susi Maresca.
Pero no solamente es el contexto político lo que ha cambiado, también algo está cambiando dentro del movimiento transfeminista en Argentina, como si fuera un destino necesario para poder seguir acuerpando la resistencia. Sabemos que el movimiento es muy heterogéneo, pero también que parece estar encontrando una nueva forma de pararse frente al contexto que se despliega.
Al igual que la jornada de lucha del 1F, al llegar a la Plaza de Mayo no había escenario ni oradores, ni lectura de un documento único como solía haber siempre. En su lugar suceden muchas cosas en simultáneo: pegatinas en las paredes con fotografías y dibujos que piden respeto por los derechos de las diversidades. Sikuris (un instrumento de viento) y bombos en las columnas de los pueblos indígenas, cánticos y danzas por doquier.
Eso tiene que ver con una fuerte crítica y cuestionamiento a la política de la representación, según Alejandra Rodríguez, activista transfeminista y abolicionista penal, integrante del colectivo YoNoFui, la columna Mostri (una de las organizaciones autoconvocadas parte del colectivo LGTBIQ+ más reconocidas en este momento en Argentina) y la Asamblea Antifascista y Antirracista LGTBIQNB+. “No solamente de un hartazgo y de un cansancio hacia las estructuras políticas partidarias y sus representaciones, sino también a esas representaciones que en estos años se fueron dando dentro de los feminismos”, dijo Rodríguez.
Feminismo interseccional contra el saqueo y la crueldad
“Es un paro contra el saqueo, contra la crueldad y contra las políticas de hambre de este gobierno para demostrar que los feminismos, los transfeminismos y la comunidad LGTBIQNB+ son una actriz fundamental en la resistencia, pero también en la construcción de una alternativa a este gobierno de ultraderecha” afirmó Luci Cavallero, del colectivo Ni Una Menos.
Algo está cambiando también porque se han puesto nuevos actores sociales en la escena y son lxs que ahora encabezan la marcha.
Son personas racializadas, jubiladas, migrantes, travesti-trans, quienes estan al frente y logran no sólo organizarse sino colectivizar la furia antifascista. No es paradójico que quienes están en una situación de precariedad, o fueron despedidxs o están sin trabajo o quienes hacen la triple jornada laboral (remunerado, doméstico y comunitario), quienes cuidan y sostienen la vida sin reconocimiento lleven adelante las banderas en este día de la mujer trabajadora.
Delia Colque es migrante boliviana, costurera, trabajadora en Argentina e integrante de Ni Una Migrante Menos. Ella, al igual que sus compañeras, nos habló de la importancia de poner el cuerpo en esta manifestación y que se reconozca a la población migrante.
“Para nosotras esta fecha es súper importante y reivindicativa porque recordamos las luchas históricas de mujeres trabajadoras siglos atrás, muchas de ellas migrantes, explotadas, trabajando largas jornadas laborales de 14 a 16 horas, también en fábricas textiles”, dijo Colque mientras marchaban y repartían pañuelos verdes, que ellas mismas confeccionan, a quienes se acercaban a saludarlas y fotografiarlas.
Manifestó que la comunidad migrante se está volviendo a autoconvocar porque la ley de Migraciones número 25.87, que reconoce a lxs migrantes como ciudadanos argentinos, siendo ejemplo a nivel mundial, está peligrando. “Por eso es importante estar hoy acá y que el gobierno no nos siga arrebatando lo que tanto nos costó conseguir.”
Marchan mujeres jubiladas organizadas sobre Av de Mayo el 8 de marzo de 2025 en la Ciudad Autónoma de Buenos. Foto © Susi Maresca
Politizar lo roto
Este 8M fue diferente a los anteriores sobre todo porque hay algo del tejido social que se rompió, o mejor dicho, que fue destrozado por las políticas neoliberales y neofascistas que se están llevando adelante en este país con Milei.
“Creo que politizar esa idea de lo roto es algo que también estuvo presente en esta marcha”, dijo Rodríguez en entrevista con Ojalá. “Lo roto como consecuencia de estas políticas económicas, de estas políticas de exterminio que está haciendo este gobierno y contra el cual marchamos demostrando que hay una resistencia colectiva que aúna muchas luchas diversas”.
Reconocernxs un poco rotxs es una manera de liberar una nueva potencia y vitalidad que necesita reconocer eso para que la vida se despliegue a partir de ahí.
Al finalizar el día, cuando el sol comienza a caer, un grupo de jubiladas y otro de mujeres más jóvenes se acercan al vallado —que esta vez divide la plaza en dos y que no permite acercarse a la Casa Rosada (Casa de Gobierno)— al canto de “Milei basura, vos sos la dictadura”. Del otro lado un cordón de policías custodia el edificio mostrando su poder y sus armas. Una joven de cabello oscuro le dice a una señora que podría haber sido su abuela “Esta es mi primera marcha y vine con mis amigas”. Se sonríen y cantan juntas una vez más. Porque el 8 de marzo también es una acción intergeneracional.