Promesas incumplidas: los familiares de los desaparecidos y el peso de la justicia faltante
Reportaje • Dawn Marie Paley • 16 de mayo, 2024 • Read in English
Cada año, Luisa María Muñoz González y Fernando Romo hacen un viaje en autobús que dura un día entero desde su casa en Chihuahua, en el norte del país, hasta la Ciudad de México. Siempre vienen en la misma fecha para marchar el 10 de mayo, Día de las Madres en México.
El hijo de ambos, Luis Antonio Romo Muñoz, fue desaparecido junto con otras siete personas, entre ellas el hermano y los sobrinos de Muñoz González, mientras estos celebraban juntos el Día del Padre en junio de 2011. No hay avances en el caso, el cual tuvo lugar tres años después del lanzamiento del Operativo Conjunto Chihuahua, un despliegue policiaco-militar del estado que continúa hasta hoy.
La camiseta de Muñoz González lleva estampados los retratos de las fichas de búsqueda de los ocho hombres junto con la leyenda “DESAPARICIÓN FORZADA”, en mayúsculas, en la parte superior. “Tenemos 14 años desde que se desapareció y no han movido un solo dedo ni lo moverán”, dijo Romo. “Aún así, hasta que Dios nos preste vida y salud, hasta que podamos movernos, nosotros vamos a buscarlos”.
Muñoz González y Romo forman parte de un grupo de familiares de desaparecidos en el estado de Chihuahua asociado al Centro de Derechos Humanos de las Mujeres. Cuarenta y dos personas del grupo —apenas las que cabían en el autobús— viajaron a la Ciudad de México para la marcha.
Pregunté a Muñoz González y a Romo qué significa para ellos que la marcha de este año se celebre a menos de un mes de las elecciones presidenciales. “Que nos escuchen”, dijo Muñoz González.
Romo, de 74 años, dice que ha oído las mismas promesas durante las campañas políticas desde que recuerda. “Yo no les creo, yo no le creo a nadie de la gente de los políticos”, dijo. “Puras promesas incumplidas”.
La pareja se unió a miles de padres de todo el país cuyos hijos han sido desaparecidos para marchar por la avenida más importante de la Ciudad de México hasta Palacio Nacional, la residencia oficial y oficina del Presidente que se alza sobre el enorme zócalo de la ciudad.
En la Marcha Nacional de Madres Buscadoras hacía un proceso de unificación abundaron lágrimas, consignas, fotos y pancartas con los rostros de algunas de las más de 116,000 personas desaparecidas o no localizadas en México. También se celebraron marchas más pequeñas en ciudades de todo el país.
Las madres en movimiento
Desde muy temprano, grupos de familiares de desaparecidos de diferentes estados empezaron a inundar el Monumento a la Madre, una escultura art decó situada en una pequeña plaza cerca del paseo de la Reforma.
Todos los grupos llevaban fotos de sus seres queridos. Algunos de ellos iban uniformados con camisetas o gorras, otros llevaban pancartas distintivas. Llegaron de todo el país: de Tamaulipas, estado que limita con Texas; de Quintana Roo, en el sureste; de Querétaro, Colima y Guanajuato; del Estado de México y de la propia Ciudad de México, entre otros lugares.
Era la primera vez que Lucina Reyes Carrasco participaba en una marcha del Día de las Madres en la Ciudad de México. Su hijo Alexandro Nava Reyes fue desaparecido hace nueve años en la ciudad de Chilapa, Guerrero. “En la comida todavía me dio un abrazo. Me dio un abrazo del 10 de mayo y [me dijo] que me quería mucho”, dijo entre lágrimas. “Y en la noche salió a la calle y ya no regresó”.
Nava Reyes pertenece a las decenas de hombres que fueron desaparecidos cuando un supuesto grupo de autodefensa tomó Chilapa durante cinco días en 2015. No hay avances sobre la desaparición de su hijo ni sobre ninguna de las otras desapariciones ocurridas en la ciudad hace nueve años, de acuerdo con Reyes Carrasco.
“Como unas como unas cinco mil, seis mil personas, más o menos, [son] los que irrumpieron en Chilapa en esa fecha, desde el 9 hasta el día 14 de mayo, y ellas fueron las que se llevaron [a mi hijo]”, dijo Carmen Abarca, también de Chilapa. Su hijo Jorge Jaime Zabala Abarca fue desaparecido en mayo de 2015, mientras que su hijo mayor, Héctor Jaime Abarca, había sido desaparecido dos meses antes. Ninguno de los dos ha sido visto desde entonces.
Abarca y Reyes Carrasco son miembros del colectivo de búsqueda Siempre Vivos de Chilapa. Ambas me pidieron que no tomara fotos de sus rostros ya que en Chilapa se sigue viviendo violencia extrema: en marzo hubo un ataque de 150 hombres armados. Ambas expresaron su decepción con el gobierno actual y dijeron que no esperan que nada cambie el 2 de junio, cuando los mexicanos votarán en las elecciones locales y federales, incluyendo presidente.
“Andrés Manuel López Obrador dijo que lo primero eran los desaparecidos, y ahorita ya se va y no hay nada, no hay ningún resultado”, dijo Reyes Carrasco. “No nos dio nada, nunca nos recibió”.
Desaparecer a los desaparecidos
Dar justicia a las víctimas y encontrar a los desaparecidos fueron promesas de campaña clave de López Obrador durante las elecciones de 2018. Pero más de 50 mil personas han sido desaparecidas o no se han localizado desde que asumió el cargo en diciembre de 2018 y siguen sin aparecer. Durante su sexenio las desapariciones se dispararon en Jalisco, Ciudad de México, Estado de México, Michoacán, Tamaulipas y Zacatecas.
Durante su campaña y a lo largo de su administración, AMLO puso especial énfasis en la búsqueda de los 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa. Los jóvenes fueron desaparecidos en septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala, Guerrero.
Hoy, las familias de los 43 estudiantes están cada vez más divididas y son estigmatizadas en la prensa. Un estudiante más de la normal de Ayotzinapa fue asesinado por la policía estatal de Guerrero en marzo. Tras años de pesquisas e investigaciones, los expertos internacionales se dieron por vencidos y abandonaron el país el año pasado mientras los militares seguían obstaculizando la investigación. Los estudiantes siguen desaparecidos, el caso está lejos de resolverse.
Lejos de reconocer las fallas de su gobierno, López Obrador se ha puesto a la defensiva y ha sugerido que las familias de los 43 están siendo manipuladas por su abogado, y que los activistas que apoyan la causa han sido infiltrados por fuerzas opositoras a su gobierno.
Los familiares de los 43 atraen mucha atención durante todo el año, pero su ausencia en la marcha del Día de las Madres en la Ciudad de México fue particularmente notoria.
Dejando el discurso de lado, el gobierno de AMLO ha sido muy criticado por los familiares de los desaparecidos por tratar de minimizar el tema de la desaparición, como por la reducción del recuento total del número de personas desaparecidas y el recorte del presupuesto de la Comisión Nacional de Búsqueda, entre otros.
“Cada año marcho en la Comarca [Lagunera] con mi gente, pero ahorita no podemos”, me dijo Silvia Ortíz, la lider de Grupo VI.D.A. en Torreón, Coahuila. “Ahorita el gobierno federal nos ha estado golpeando demasiado… Nos tiene que escuchar, sobre todo el del palacio, ya basta de burlas”.
Desaparecidos por defender el territorio
Para muchos familiares de desaparecidos, los motivos de las desapariciones son desconocidos. A diferencia de conflictos anteriores, la desaparición neoliberal está despolitizada, y las víctimas resultan de una combinación de factores geográficos (que están estrechamente ligados al color de piel y la clase, sobre los que hay escasos datos oficiales), género y edad.
Pero existen algunos casos en los que los motivos políticos de la desaparición sí son explícitos. Según el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), el año pasado desaparecieron en México 19 defensores de la tierra.
Entre ellos se encuentra el caso de la desaparición de Ricardo Lagunes Gasca y Antonio Díaz en enero del año pasado.
“Ricardo es un defensor de derechos humanos desde hace muchos años, sobre todo ha trabajado mucho con comunidades del sureste del país, es un experto en derecho agrario”, dijo Ana Lucía Lagunes Gasca, su hermana. Ella marchó con un pequeño grupo que portaba pancartas exigiendo el regreso a salvo de Antonio y Ricardo.
“Mi hermano es una pieza clave, creo, dentro de la realidad de nuestro país en materia de toda la defensa del territorio y de que los campesinos tengan el acceso a la justicia”, dijo Lagunes Gasca. “Antonio es un profesor muy comprometido que quería que su comunidad tuviera una posibilidad de negociar, de que [la empresa Ternium] respete su autoridad como comunidad”.
Tras la desaparición de Ricardo y Antonio el 15 de enero de 2023, desaparecieron otros miembros de la comunidad, pero sus cuerpos fueron encontrados poco después.
“Esto es un mensaje que sigue presente, el que no nos los devuelvan, el que no nos digan qué pasa, es un mensaje y es una tortura”, dijo. “Todo este dolor es consecuencia del orden social que hay”.
Lagunes Gasca considera que la unidad entre los desaparecidos es la clave para aumentar la presión política. “Somos miles, así es que juntas no nos van a invisibilizar y juntas nos tienen que escuchar, y ojalá que realmente se dispongan a escuchar”, dijo.
La Brigada Nacional de Búsqueda, que agrupa a al menos 160 colectivos de búsqueda, llevó a cabo una campaña por un proceso de unificación nacional y organizó un encuentro en el Estado de México del 9 al 11 de mayo. Mientras los familiares se reunían en torno a las fotografías de sus seres queridos frente a Palacio Nacional, los miembros de los colectivos que participaron en el encuentro por la unificación nacional leyeron una declaración.
“Lejos de apostarle a fortalecer las instituciones para la búsqueda de nuestros familiares [el gobierno] se ha empeñado en desmantelar, en acabar con el trabajo que desde las familias hemos propuesto e impulsado”, expresó la voz de una participante del colectivo que resonó a través de las bocinas instaladas en el Zócalo. “Vemos con tristeza cómo el gobierno cada día se niega a escuchar la voz de la familia [de los desaparecidos]”.
La declaración continuó, reconociendo que la desaparición de migrantes no mexicanos es un asunto grave que requiere atención urgente, y con la exigencia del fin de la guerra en Gaza.
“Nuestra lucha es internacional”, dijeron. “Palestina nos duele a todos y a todas. Ninguna madre debe cargar el cuerpo de su cría mientras los ojos del mundo solo miran la crueldad y desaparición de un pueblo. Alto a la invasión y genocidio palestino”.