La diáspora antifascista, de Argentina a Alemania y más allá
Marcha semanal de jubiladxs en el Congreso de la Nación Argentina en Buenos Aires el 4 de septiembre, 2024. Foto © Susi Maresca.
Opinión • Eugx Grotz y Ricardo Arraga de la Asamblea en Solidaridad con Argentina en Berlín • 25 de abril, 2025 • Read in English
El presidente argentino Javier Milei no es una excepción: su ascenso responde a la creciente influencia de la ultraderecha global en un mundo de crisis económica y fragmentación social.
Figuras como Donald Trump y espacios políticos como Alternativa para Alemania (AfD) han capitalizado un contexto de desencanto con las élites tradicionales, alentando discursos que prometen orden y soluciones inmediatas, ofreciendo enemigos claros y medidas drásticas.
Con giras internacionales desde antes de asumir la presidencia, Milei ha buscado integrarse en esta “Internacional de Derecha”, participando en cumbres y estableciendo vínculos con referentes globales. Este respaldo externo legitima su gobierno y convierte a Argentina en un laboratorio para políticas de extrema derecha que pueden replicarse en otras latitudes.
La única respuesta efectiva frente a estos avances reaccionarios que nos amenazan a nivel global es una lucha internacionalista, que comprenda las redes de poder transnacionales y actúe en consecuencia para enfrentarlas.
Mientras que en los territorios la resistencia implica poner el cuerpo, desde la diáspora la contribución, aunque más pequeña en términos de presencia, juega un rol clave. Desde lejos, se pueden identificar y denunciar las conexiones de Milei con la derecha internacional, minando así su legitimidad en el escenario global.
Marcha semanal de jubiladxs en el Congreso de la Nación Argentina en Buenos Aires el 28 de agosto, 2024. Foto © Susi Maresca.
Solidaridad desde Alemania
La Asamblea en Solidaridad con Argentina (ASA) en Berlín, surgida en diciembre de 2023, es un colectivo plural y heterogéneo que funciona como espacio de refugio y elaboración política frente al avance del gobierno de Javier Milei, y busca denunciar en el escenario europeo las consecuencias de su plan económico.
Con el respaldo del Bloque Latinoamericano Berlín —una organización política migrante de izquierda comprometida con la solidaridad internacionalista y la lucha contra las derechas, el colonialismo, el racismo y el patriarcado—, la ASA consolidó su existencia y se posicionó como un actor clave en la articulación política de la diáspora argentina. Desde allí, impulsó la creación de la Red Internacional Argentina No Se Vende, que nuclea a colectivos y espacios políticos de la diáspora argentina en diversas ciudades del mundo.
En junio de 2024, la Fundación August von Hayek —think tank liberal con vínculos con referentes de la AfD— premió a Milei con una medalla. En su discurso, Dr. Stefan Kooths lo elogió al presidente porque “defiende un cambio fundamental de rumbo [...] aflojando las cadenas que impiden que las personas se ayuden a sí mismas”. Pero que la derecha alemana haya acogido al presidente argentino no significaba que estaba en casa. En respuesta a esta visita, diversas organizaciones se movilizaron para expresar su rechazo.
La ASA desempeñó un papel fundamental en la organización del “Mes Anti-Milei”, desde el 25 de mayo al 22 de junio de 2024. Este conjunto de actividades incluyó conferencias, seminarios y proyecciones de cine, culminando en concentraciones de protesta en Berlín y Hamburgo.
La presión en las calles y en la opinión pública contribuyó a que su reunión con el canciller alemán Olaf Scholz fuera meramente protocolar, sin los rituales de honor habituales para jefes de Estado.
Las acciones resonaron tanto en las calles como en medios alemanes y argentinos, generando un puente de diálogo y reflexión con compañeres que estaban luchando desde Argentina.
Las jornadas no solo marcaron un hito de visibilidad política, sino que también permitieron canalizar, desde la diáspora, el dolor y la frustración frente a lo que estaba ocurriendo. Muches recibimos mensajes de sorpresa y afecto de amigues y conocides desde Argentina que nos habían visto en medios: fue una forma de retomar vínculos, de sentirse parte activa de una lucha compartida.
Recorte social, aumento represivo
Con particularidades locales, el avance de la ultraderecha sigue un patrón común: desfinanciamiento del gasto social y fortalecimiento del aparato represivo y militar.
En Argentina, el brutal ajuste de Milei golpea especialmente a jubilades, cuya canasta básica alcanzará en abril de 2025 los 1.026 dólares, mientras la jubilación mínima sigue estancada en apenas $244.
El 12 de marzo, la movilización en defensa de les jubilades en Buenos Aires fue violentamente reprimida por el ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich, con un saldo de al menos 120 detenides y 50 herides. Entre elles estaba el fotógrafo Pablo Grillo, quien lucha por su vida luego de recibir el impacto de una cápsula de gas lacrimógeno en la cabeza.
En Alemania, las acciones de Milei han tenido cierto eco. El exministro de economía Christian Lindner elogió la “motosierra” de Milei y sugirió que sus políticas deberían ser un ejemplo.
El 21 de marzo la cámara alta ratificó una reforma constitucional que permite aumentar el gasto en militarización sin límite de endeudamiento. Esta reforma responde a la creciente militarización de Europa tras la invasión rusa de Ucrania y al temor de que, con el regreso de Trump, EE.UU. reduzca su compromiso con la seguridad del continente.
Alemania está atravesando una situación económica complicada. Tras dos años consecutivos de recesión en 2023 y 2024, con caídas del PIB del 0,3 por ciento y 0,2 por ciento respectivamente. Las previsiones para 2025 indican un estancamiento, con un crecimiento del 0 por ciento. En ese contexto, mientras se destinan miles de millones adicionales a la industria militar, el Senado de Berlín aprobó un recorte presupuestario de 3.000 millones de euros para 2025. Transporte, salud, vivienda y educación están entre los sectores más afectados.
Queda claro que las políticas de estos gobiernos dialogan entre sí.
El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) de Milei busca atraer inversiones en minería, gas y petróleo mediante exenciones fiscales y aduaneras por 30 años. Profundiza la reprimarización de la economía, reduciendo a Argentina a un mero exportador de commodities en lugar de fomentar la industrialización y el empleo calificado. Esto favorece a actores extranjeros, especialmente Alemania, que necesita recursos como litio y gas para su competitividad energética.
Cortina de odio
Para desviar la atención del impacto de sus políticas, la derecha global refuerza su discurso contra dos supuestos enemigos internos: la inmigración y la comunidad LGBTIQNB+. En el Foro Económico Mundial de Davos a principios de año, Javier Milei, replicando la retórica de Trump y Musk, atacó la “cultura woke” —lo que despertó una ola de protestas internacionales— y culpó a la inmigración de la crisis europea.
La movilización de la Asamblea en Solidaridad con Argentina en Berlín el 1° de febrero, 2025, en la Puerta de Brandeburgo en apoyo a la marcha antifascista antirracista del mismo día. Foto © Laura Jaburek.
En EE.UU., la administración de Trump ha endurecido sus políticas con deportaciones masivas y criminalización de migrantes, incluso enviándolos a una cárcel en El Salvador bajo acusaciones de ser “enemigos extranjeros” vinculados con grupos declarados terroristas. En Alemania, por su parte, el discurso antimigratorio se ha vuelto central no solo para la extrema derecha, sino también para partidos tradicionales.
Frente a las elecciones del 23 de febrero, la Unión Cristianodemócrata (CDU) promovió su “Plan de cinco puntos” para cerrar de facto las fronteras a les solicitantes de asilo y realizar deportaciones sistemáticas, mientras que el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes impulsaron medidas similares de control fronterizo, reforzando el racismo estructural.
El resultado de estas elecciones refleja un escenario complejo: la extrema derecha creció hasta posicionarse como segunda fuerza después de la CDU con un 20,8 por ciento, mientras que Die Linke (izquierda) obtuvo un 8,77 por ciento de los votos a nivel nacional.
El avance de la CDU como supuesto freno a la ultraderecha ha ido acompañado de una asimilación progresiva de su discurso reaccionario. Esto se puso de manifiesto cuando un sector de la CDU votó a favor de un proyecto para restringir el asilo junto al AfD, la primera cooperación con la ultraderecha desde la Segunda Guerra mundial.
Aunque la CDU defiende una Alemania con un rol protagónico en Europa y la AfD busca alianzas con figuras como Trump y Musk, ambas comparten un horizonte común: un modelo de país basado en valores conservadores y una identidad nacional definida, donde la exclusión y el miedo dictan la agenda.
Más allá de sus alianzas internacionales, el avance de la extrema derecha se explica en gran parte como un voto de protesta contra las políticas de los partidos tradicionales y su incapacidad para resolver problemas cotidianos.
Milei critica a la “casta” política y promete que serán ellos quienes paguen los costos del ajuste económico, pero al hacerlo, lo que realmente busca es comprar su entrada a ese mismo club. Su retórica de enfrentamiento con el poder establecido no es una ruptura, sino una estrategia para reconfigurar su lugar dentro del poder.
Así, les votantes optan por figuras autoritarias que proyectan una imagen de “mano dura” y promesas de restablecer el orden. Hoy es crucial cuestionar su narrativa de ser antisistema y alternativos.
Organizando alternativas
Hoy no basta con denunciar el avance de la extrema derecha: es necesario generar espacios políticos que ofrezcan soluciones reales, basadas en participación, justicia social y defensa de los derechos fundamentales.
Desde la ASA impulsamos una campaña de empadronamiento para argentinxs en Alemania para que actualicen su domicilio en el exterior y puedan votar en los comicios de octubre del 2025 porque consideramos que en un año electoral es estratégico acercar la discusión política a quienes vivimos en el exterior. Nos organizamos e intervenimos de forma colectiva y solidaria en los espacios que habitamos.
El 1° de mayo marcharemos junto a otras organizaciones migrantes por el Día Internacional de les Trabajadores grupos con los que estamos construyendo desde abajo una apuesta antifascista internacionalista. Buscamos profundizar los vínculos con colectivos locales en Alemania y el desarrollo de la Red Internacional Argentina No Se Vende, que ha sumado nuevos nodos en distintas ciudades del mundo.
Apostamos por transformar la angustia que provoca, desde la distancia física, el avance del fascismo en acción política concreta.
Porque desde la diáspora también se lucha.