Desentrañamos el escrache

Todos los collages fueron elaborados por Claudia López con diseño y armado de Lucia Herbas.

Opinión • Precarias e investigadoras • 12 de septiembre, 2024 • Originalmente publicada el 2 de septiembre en De boca en boca podcastRead in English

De Boca en Boca es un podcast para desentrañar el escrache. Surge por la necesidad de seguir abonando la politicidad de las luchas contra las violencias. Contiene una polifonía de voces de mujeres y feministas potentes que acuerpan su contenido. 

El escrache se viene practicando en Bolivia como forma de denuncia a agresores desde aproximadamente el 2010, y en los últimos años entre el 2020 y el 2023 su práctica se ha intensificado. Nuestras reflexiones están enfocadas en entender la práctica del escrache desde diferentes ángulos. 

Formamos Precarias e investigadoras para debatir desde la labor de investigación en diferentes temas, las formas políticas y la producción de claves que abonen las discusiones en Bolivia. Desde 2022 nos hemos enfocado en organizar la experiencia e investigar desde las luchas feministas sobre la violencia machista y la búsqueda de justicia, y su relación con la precarización de la vida de las mujeres.

Desde Precarias e investigadoras queremos problematizar los amplios sentidos de la precarización a través de reapropiarnos de las claves que provienen de la lucha para repolitizar lo que entendemos como trabajo de modo amplio, y de modo específico el trabajo que realizamos las mujeres en los diferentes ámbitos de la reproducción de la vida.

Los cuatro capítulos de De boca en boca son cortos y profundos. Un bonus track hace el encuadre. De Boca en Boca se ha subido a Youtube y Soundcloud, y también se ha transmitido en Radio ADICH de Sucre y en la Red de la Diversidad de la ciudad de El Alto.

Aquí les compartimos un fragmento del capítulo dos, llamado Las potencias del escrache, y otro del capítulo tres, Una daga de doble punta, que han sido editados ligeramente por extensión y claridad. El segmento se mueve entre las voces de las integrantes de Precarias e investigadoras y diversas compañeras mujeres y feministas de diferentes departamentos de Bolivia, reunidas en Sucre los primeros días de abril de 2024.

Precarias e investigadoras: ¿Qué es lo que se disputa con los escraches? ¿Qué potencias tiene la práctica del escrache? ¿Cómo politizamos su práctica?

Compañeras: ¿Escrachar? Es una parte de la recuperación. Es mejor hablar, por eso creo que el escrache es bien importante. Para mí ha sido todo este proceso de sanación.

PeI: En los últimos años el escrache se ha convertido en una forma gritona y respondona de decir “¡Basta!” a las violencias, de nombrar nuestra verdad. Pese a sus limitaciones y contradicciones nos resulta imposible restarle su legitimidad. El escrache es un proceso que implica una forma de respuesta, sobrevivir a las violencias y volverse respondona traslada el lugar de la culpa, permite enfrentar las injusticias y encontrar voz propia y colectiva. 

Compañeras: El escrache nace como una ruptura al silencio, y no nos vamos a callar porque la justicia patriarcal no hace nada, entonces nosotras hablamos, denunciamos y decimos el violador, el feminicida eres tú. También es salir del papel de la víctima.

Ha sido muy fuerte también conectar con ese mecanismo histórico y también instintivo de transformar ese dolor que creo que tenemos nosotras las mujeres heredado y cultivado, esa capacidad de no hundirnos y quedarnos en el dolor sino empezar a generarnos mecanismos para disiparlo o transformarlo.

Siento que el escrache es una pedagogía de lucha, debe ser en primera persona. Es recuperar la alegría. Le estamos jodiendo a este cabrón y estamos rompiendo con la impunidad. Romper impunidad es el escrache.

PeI: Si bien sanar es un proceso interno, ha estado acompañado por redes de mujeres que acompañan las denuncias, así se viralizan los rostros de los agresores. En los últimos años varias tramas y colectivas de mujeres han confluido en espacios y redes de sostenimiento a las sobrevivientes de las múltiples violencias machistas. Han acuerpado en torno a las familias que perdieron a una mujer en manos de feminicidas.

El principio básico del acompañamiento es dar lugar a la voz de la denunciante, creer en ella y evidenciar al violento. Acompañar a una agredida, ser acompañanta es un lugar político muy potente, pero contradictorio si se realiza desde un lugar poco crítico que habla por la otra.

Compañeras: El escrache es una forma de reparación, de liberación en tanto y cuanto es una denuncia y ahí creo que cumple su función para la que decide escrachar, para la que decide denunciar y que luego es contenida por su grupo o por otras mujeres que ni la conocen, pero se identifican con ella y creo que ahí está también la potencia del escrache.

En nuestros espacios están vetados los violentos y violentadores, y eso es un gran paso porque son espacios seguros, son espacios de contención donde otras compañeras van a venir a sentirse seguras. Luego los espacios se van replicando, son zonas autónomas, son zonas de cuidado, son zonas de libertad donde estamos rompiendo las violencias.

Como les comenté mi experiencia, para mí ha sido todo este proceso de sanación el escrache, he tenido altibajos, pero lo principal ha sido el poder encontrarme con todas ustedes, con todas sus experiencias que tienen y esas ganas de volver a creer en lo colectivo.

PeI: ¿Qué tanto el límite que le pusimos a las violencias machistas está resolviendo en nosotras y en nuestros espacios la violencia?

Si la justicia estatal no está resolviendo los problemas producidos por la violencia y la impunidad, ¿el escrache lo está haciendo? ¿El escrache produce justicia feminista? ¿Qué tipo de reparación buscamos con el escrache? ¿Puede el escrache asociarse a una venganza?

“Una daga de doble punta”. “Una bomba sin fin específico”. 

Son algunas de las palabras hechas cuestionantes que surgen cuando hablamos con compañeras que realizaron o acompañaron escraches. Los escraches están llenos de contradicciones y limitaciones. La línea que puede convertir una denuncia pública en linchamiento o castigo punitivo es muy delgada.

Compañeras:  Es una cuestión de que hay muchas contradicciones en ese mecanismo del escrache porque entran en juego cuestiones de señalamiento, entran en juego cuestiones de superioridad moral, cuestiones de castigo, anulamiento, que el feminismo como tal rechaza, pero al mismo tiempo yo considero que sí sirven. Creo que hay que aceptar nomás las contradicciones del escrache, hay que hablarlas y charlarlas para buscar otros mecanismos también.

Porque, el momento en que sale, el escrache funciona a muchos niveles. A los tipos sabemos que no les pasa nada. ¿Qué pasa con nosotras? ¿Cómo gestionamos eso, no solo al calor de? ¿Cómo nos tejemos para sostenernos con el paso del tiempo? 

O estos agresores que también lo han usado como una publicidad en beneficio de ellos mismos o en beneficio de su espacio. Para él es un orgullo estar escrachado, o que sacan gorras que dicen políticamente incorrecto.

En Sucre [después de un escrache] los tipos siguen como si nada. Han chillado, han llorado un rato, me han amenazado con demandarme, me han hecho amenazar con sus hermanas, con sus parejas, con sus primas.

Precarias e investigadoras

Precarias e Investigadoras es un ensayo donde a partir de experiencias concretas proponemos poner el trabajo de las mujeres en el centro del debate. Se integra por Marxa Chávez León, Lucía Herbas Cordero y Claudia López Pardo, tres investigadoras precarizadas que radican en Cochabamba y La Paz, Bolivia.

Precarious Researchers is based on concrete experiences, and proposes putting women's work at the center of the debate. Its members are Marxa Chávez León, Lucía Herbas Cordero and Claudia López Pardo, three precarious women researchers based in Cochabamba and La Paz, Bolivia.

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