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Polarización y protesta en Ciudad Juárez

Migrantes de diferentes nacionalidades abordan un camion en Ciudad Juárez el 9 de abril, 2023, para llegar al centro de la ciudad en busca de refugio. Foto: David Peinado Romero.

Reportaje • Dawn Marie Paley • 15 de abril, 2023 • Leer en inglés

Han sido semanas movidas en Ciudad Juárez. Desde el 27 de marzo, cuando 40 hombres murieron en un incendio bajo la custodia de personal del Instituto Nacional de Migración, han brotado protestas, un plantón, dos okupas y otras actividades a favor de las personas migrantes en la ciudad fronteriza.

“A partir del 27 de marzo, cuando sucedió la tragedia, comenzaron a concentrarse cientos de migrantes afuera del Instituto Nacional de Migración”, comenta Gerónimo Fong, del Movimiento Contra la Militarización en Juárez. A mediados de esta semana el plantón lucía tranquilo, con pocas personas pero con hartas tiendas de campañas armadas en la banqueta frente al Instituto Nacional de Migración (INM). 

Según los activistas, a cada rato corren rumores que van a dejar entrar personas al otro lado de la frontera, y la gente—en su mayoría venezolanos pero también personas y familias de Centroamérica— se mueve hacia la frontera. 

“Los rumores de que abren la puerta para dejar pasar migrantes han sido constantes. Cada determinado tiempo se suelta el rumor y una parte de los migrantes van y se entregan a las puertas de Estados Unidos solamente para ser deportados”, dijo Fong en entrevista el miércoles.

Activistas de la ciudad nombran lo ocurrido en las instalaciones del INM como un “crimen de estado” con participación de los tres niveles de gobierno. Un juez federal en Chihuahua ha solicitado la comparecencia de señalado la responsabilidad de otros funcionarios, incluyendo el titular del INM, Francisco Garduño Yañez, y el delegado de la organización en el estado de Chihuahua, el contraalmirante retirado Salvador González Guerrero.

Organización conjunta a favor de les migrantes

Les compañeres de Juárez se han estado organizando en conjunto con las personas migrantes de forma constante en las semanas después del incendio. 

Primero llegaron al lugar de los hechos para ayudar con las necesidades básicas. Luego se juntaron con los migrantes para determinar cómo apoyar. Dentro de poco habían elaborado una red de apoyo y empezaron a desarrollar trabajo político en conjunto, algo históricamente difícil cuando la mayoría de la población migrante es flotante.

Fueron activistas locales quienes avisaron de la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador a Ciudad Juárez el 31 de marzo; y migrantes quienes expresaron su interés en acudir a hablar con él. Ese día convocaron a una manifestación pacífica en el Colegio de Bachilleres atrás del parque central en Juárez, donde López Obrador participó en un evento cerrado relacionado a sus programas de bienestar.

“Nos pusimos delante de su camioneta para hablar y pedirle que hablara con los migrantes”, dijo Cony Gutiérrez, activista y residente en la ciudad. Pero en lugar de conversar con o escuchar a los migrantes, el Presidente acusó a los presentes de haber sido enviados por Maru Campos, la gobernadora panista del estado de Chihuahua. 

“No, el movimiento contra la militarización no tiene nada que ver con los partidos políticos”, aseguró Gutiérrez en entrevista con Ojalá. Las palabras de López Obrador desviaron la cobertura mediática de la acción, ocultando las demandas de justicia de parte de los migrantes con un discurso de bandos políticos. 

Gutiérrez, como muchos en Juárez, también es migrante. Llegó a la ciudad desde una comunidad rural en 1992 y trabajó años en la maquila antes de entrar a la Universidad a estudiar. Se involucró en el activismo hace décadas, acompañando a madres de mujeres desaparecidas o asesinadas y trabajando con personas migrantes en la ciudad. Tiene una claridad política y un compromiso forjado en las calles de una de las ciudades más hostiles en las Américas.

“Con sus palabras y sus gestos el Presidente nos quita a nosotras—las mujeres—toda la posibilidad de voluntad propia, como si alguien nos mandara a hablar”, me dijo Gutiérrez. 

Luego de la confrontación con el Presidente el último día de marzo, activistas y migrantes en Juárez han organizado una serie de vigilias, un viacrucis, actividades para niñes migrantes y otros actos políticos para pedir justicia y recordar a las 40 personas asesinadas en el centro de detención. 

Frente a la xenofobia, acción directa

Desde antes de la pandemia, debido al cierre de la frontera para personas buscando asilo en EEUU, las calles de Juárez se han llenado de miles de personas migrantes varadas. Primero llegaron muchos migrantes de Centroamérica y Haití, recientemente, con la expansión de Título 42, hay más venezolanos.

El alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, ex-panista quien ahora es del partido Morena, es acusado de manejar discursos xenófobos contra personas migrantes. Dos semanas antes del incendio, Pérez Cuéllar señaló que, con respeto a los migrantes en la ciudad, “La verdad es que nuestro nivel de paciencia se está agotando.”

Pérez Cuéllar está a cargo de una policía municipal que se involucra cada vez más en vigilar migrantes. Desde antes del incendio ha habido señalamientos de redadas violentas y acoso hacia mujeres migrantes.

“La policía, ya sea la municipal o la estatal, pueden llevar [a un migrante] a la cárcel por el hecho de andar en la calle o por subir a un camión, esa ha sido la política de López Obrador en este sexenio”, comenta Graciela Delgado Ramírez, activista en la ciudad. “Aquí hay un muro, el muro no es como el de Trump, el muro que pusieron es un muro humano, donde tanto la Guardia Nacional como la policía y las centrales camioneras no dejan pasar nada”.

Delgado Ramírez es una mujer de 63 años con décadas luchando por la justicia social en Ciudad Juárez. Me comentó que el ambiente que se vive hoy en la ciudad es bien distinto a cómo ha vivido anteriormente la llegada de personas migrantes.

“El Presidente Municipal y su gente se han encargado de crear este ambiente de xenofobia que hay ahorita porque no siempre ha existido,” dijo en entrevista con Ojalá. “La gente, sobre todo en redes sociales, manifiesta un rollo de odio hacia la gente que está en los puentes y que está en todos lados… Sin embargo, hay mucha gente que ha sido muy solidaria con ellos.”

En las últimas semanas, migrantes en Juárez han tomado dos edificios abandonados, adecuándolos para alojar a gente para que no tenga que estar en la calle. 

“Ellos, en esta situación tan vulnerable y tan difícil, donde quizá nada más da para pensar en uno mismo, han tomado dos espacios,” dijo Gutiérrez. “Eso representa una organización increíble y para mí, eso es político.”