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El origen radical del Orgullo en México

Foto collage realizado por Ojalá con imágenes de Ricardo Balderas.

Reportaje • Ricardo Balderas • 29 de junio, 2023 • Leer en inglés

Entre los calores del verano de la Ciudad de México, cada último fin de semana de junio, los cuerpos bañados en purpurina y sudor, convergen. Los unen las consignas, los pasos a la plazoleta más grande del país, las banderas que aunque son muchas, significan lo mismo, la fiesta. Lo distinto. La excitación. La exaltación de una más de las expresiones humanas. 

Un día de libertad al año, a cambio quizás del apaciguamiento de una masa cada día más inmersa en lo social, más sumergida en la democracia tardía e incompleta de nuestro México.

Pocas personas o casi nadie de esas 250,000 que asistieron este año a la marcha por el orgullo LGBTTTIQ+ reconoce la historia completa. Se entiende: la documentación de los procesos siempre ha sido un reto.

La historia tiene esa vieja costumbre de fragmentarse entre los recuerdos de quienes dieron los primeros pasos. Seis pasos, cien pasos, dos piernas. La primera vez que ocurrió, aquel 28 julio de 1978, se cuantificaron sólo mil asistentes a la protesta. 

¿Cómo pasar de la persecución y la locura, a la consigna? Luchando. Así inició la primera manifestación pública de la población de la diversidad sexual en México.

“Realmente hay una primera aparición pública de estos colectivos… como primer registro tenemos la aparición de un pequeño grupo de personas de la diversidad, principalmente, hombres geis y mujeres trans o personas afeminadas”, dice Kenlly Pacheco, actual coordinador de uno de los Comités Organizadores de la marcha, quien explica en exclusiva para Ojalá. “Este suceso está relacionado al aniversario número 10 de la matanza hacia los compañeros estudiantiles en el 68, a partir de ahí, bueno, se comenzó a tener impacto principalmente mediático”.

Pacheco también explica que, para mal, los medios de comunicación y la academia tuvieron gran repercusión en estas marchas debido a que, por esas vías (la ciencia y las noticias) se divulgaba gran parte del estigma a este sector poblacional, ya fuera difundiendo miedo y desinformación sobre el SIDA o ridiculizando en los noticieros a quienes no cumplen con la heteronorma.

Actualmente se reconocen dos frentes que iniciaron esa multitud. 

Se trata del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) y Grupo Lambda de Liberación Homosexual (LAMBDA). Ambos surgieron en los años 1970, en discusión contra el totalitarismo, la heteronorma, la homofobia, el machismo, el racismo y el clasicismo. El primero de ellos, incluso, es herencia de un movimiento obrero francés, en alianza con los antiguos movimientos feministas como el Movimiento por la Liberación de las Mujeres (MLF por sus siglas en francés), que entre sus consignas siempre resaltó la lucha contra el estado burgués y heteropatriarcal.

Foto: Ricardo Balderas.

Aquel suceso, el encuentro entre la lucha estudiantil del 68 y los movimientos por los derechos civiles de la población sexo y género diversa, originó un amasiato entre las luchas obreras del México de aquel entonces y las disidencias o minorías sexuales. De la mano de personajes como Juan Jacobo Hernández, Salvador Novo, más modestamente Carlos Monsiváis, José Joaquín Blanco, Juan Soriano, Luis González de Alba, López Páez, Roberto Espejo (La Gorda Espejo) o Máx Mejía Torres, por todo el país se escribían poemas, se redactaban ensayos y se daban conferencias sobre la lucha de clases y su relación con la segregación de quienes no habitaban la norma de la sexualidad.

De ese modo se construye el mito que posteriormente interesó tanto al Gobierno de México. Los presidentes Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo (desde 1964 a 1982) comenzaron a considerar que dicho nivel de organización social resultaba en una amenaza, un peligro que atentaba contra sus buenas costumbres. Y los comenzaron a cazar. 

Unx por unx, lxs vocerxs de la rebelión fueron víctimas de un Estado persecutorio que espiaba a militantes de la izquierda homosexual mexicana.

Las fichas de la represión

El 6 de febrero del 2020, cientos de documentos (más de 10 mil cajas para ser exactos) eran trasladados de las extintas instalaciones de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) a los almacenes que ahora habitan quienes resguardan las memorias de los mexicanos. 

Se trataba de toda la documentación recabada por las agencias de espionaje mexicano en contra de los movimientos por la diversidad sexual y a quienes los gendarmes llamaron “comunistas resentidos”. 

Entre esos millares de documentos, este medio de comunicación pudo identificar al menos a 51 activistas, poetas, escritores, pensadores, periodistas y hasta policías que, según dictan algunos documentos, pertenecían a movimientos de izquierda que impulsaban la recuperación social de los derechos civiles para la población de la diversidad del sexo y el género.

Descargue aquí la base de datos del rastreo de la DFS a personas y grupos de la diversidad

Los archivos analizados por este medio de comunicación, de los cuales 257 tratan específicamente sobre persecución a alguna persona de la comunidad LGBTTTIQA+ o sus colectivos, cuentan sobre las persecuciones ocurridas entre los años 1926-1985, periodo en que los documentos de las corporaciones de inteligencia recopilaron información. El principal miedo de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) era la crítica al Estado burgués.

Durante el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976), el Partido de Revolución Institucional (PRI) fundó el grupo paramilitar llamado La Brigada Blanca, el cual tenía por objetivo mantener vigilados a todos los grupos que representaran una amenaza para el orden social, es decir, aquellos colectivos de izquierda o comunistas.  

En esos documentos, recabados desde los cónclaves de las oficinas de Seguridad Nacional, se tiene registro de reuniones en centros nocturnos, conferencias de corte académico, llamadas telefónicas y publicaciones impresas. También hay fotografías e información detallada sobre puntos de encuentro donde la comunidad expresaba su sexualidad de forma libre. 

Foto: Ricardo Balderas.

La Brigada Blanca fue la fuerza operativa de una operación contrainsurgente e ilegal, en la que grupos paramilitares organizados desde el Estado intentaron inhibir la participación política de la sociedad haciendo uso de la violencia militar. Actualmente, la documentación sobre los procesos de represión se encuentran resguardados entre el Archivo General de la Nación (AGN) y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).

Es decir, estos gobiernos tenían aspiraciones de control absoluto de los movimientos que realizaban. Siempre había un espía, un policía o un informante dispuesto a entregar la paz por unas monedas. Las dos ciudades más vigiladas: Guadalajara y la Ciudad de México.

A los documentos se les pueden apreciar, a simple vista, algunos vicios y prejuicios.

La homofobia, el machismo, la criminalización a conductas consideradas en la época como inmorales, así como el miedo a todo aquello que les recordara que la sociedad civil se puede organizar. 

Estigmas sobre la prostitución, miedo a la discusión sobre las diferencias y lucha de clases, así como la repetición del falso discurso médico, de aquel entonces, donde problemas de salud pública como el contacto con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), eran supuestamente exclusivas de la diversidad sexual.

A continuación compartimos las transcripciones de tres fichas, que dan una idea del tipo de vigilancia que se ejercía.

Sobre el Grupo LAMBDA:

20 de mayo de 1987. Escribe la DFS: Grupo LAMBDA de liberación homosexual organiza una marcha que partirá de las calles Genova y Liverpool, exterior del metro Insurgentes y culminará en el Hemiciclo a Juárez, dicho acto es con el propósito de recordar la memoria de las víctimas del SIDA. Este acto se realizará simultáneamente con grupos e individuos de tendencias homosexuales de los estados unidos norteamericanos. Dicho Acto se efectuará el lunes 25 de mayo a las 19 horas.

Sobre la prostitución: 

05 de enero del 72. Reporta la DFS: Baños Raúl, se ubican en Fray Bartolomé de las Casas, esquina con Toltecas. Independientemente del servicio que presta, es utilizado como prostíbulo, ya que las mujeres de la vida galante, sin ningún recato se introducen a estos baños a donde llevar a cabo sus instintos carnales, además se trafica con mariguana.

Sobre la FHAR:

20 de junio de 1979. Reporta la DFS: El día 19 actual, frente a la embajada de Guatemala en México, ubicada en Vallarta No. 1, Col. San Rafael México D.F., se efectuó un mitin convocado por la coordinadora de comités estudiantiles del D.F., que tuvo por objeto repudiar la ayuda militar de la República de Guatemala al gobierno que preside Anastasio Somoza en Nicaragua, durante el cual, Carlos Toymin, representante de este frente (FHAR), expresó que se solidarizaban con la lucha del pueblo de Nicaragua e invitaban a los reunidos a la marcha. He [sic] invitaron a:

1.-Solidarizarse con las luchas de las mujeres.

2.-Vincularse con grupos progresistas.

3.- Discutir y aclarar permanentemente la vinculación que existe entre nuestra sexualidad y nuestras actividades, económicas, políticas y sociales utilizando el análisis de clases.

Los documentos anteriormente descritos forman parte de las denominadas “fichas de información”. Se trata de un protocolo interno de la DFS que tenía como objetivo generar información respecto a algunas personas que los militares o policías de la época consideraron relevantes o supuestas amenazas. 

Posteriormente, si la organización o persona en cuestión resultaban de interés para los altos mandos policiacos, proseguían con expedientes más profundos. Estos últimos, actualmente se encuentran incompletos o simplemente fueron destruidos junto a la documentación de algunas de las víctimas por desaparición forzada.

Los 250 mil pasos

Los derechos civiles son conquistables pero también derogables. Es cierto que gran parte de las causas como el matrimonio igualitario, prohibición de las terapias de conversión, reasignación sexo-génerica y acceso a la interrupción legal del embarazo, ya han sido adoptadas de forma desigual en diferentes estados de México.

También es cierto que recientemente se ha desarrollado un ecosistema desfavorable para la lucha por los derechos civiles en México referentes a las causas por la diversidad. La aparición de frentes transfóbicos, grupos religiosos extremistas y millonarios conservadores que impulsan en México una agenda de retroceso de derechos resultan el nuevo rival para estas poblaciones.

Para Pacheco, es momento de mirar al pasado. Reconocer las violencias transversales nos ayudará a construir una comunidad más solidaria. 

“En el utópico, de llegar a un día o un año, y a lo mejor no nos toque verlo, pero en donde la Marcha del Orgullo ya no sea un asunto de una exigencia. No, sino más bien ya una celebración”, dijo Pacheco. “La invitación está siempre abierta. Hemos tenido en algunas otras ediciones la participación incluso de compañeros y compañeras pertenecientes a sindicatos, no necesariamente a un partido político”.

Lo que cambia es la organización. El sábado 24 de junio se realizó la XLV Marcha del Orgullo en la Ciudad de México en acompañamiento de más de 40 organizaciones de la sociedad civil. Buscaban “recuperar el sentido social, plural, apartidista y de causas de la Marcha”, según un comunicado del 19 de junio.

Para esta edición, las personas organizadoras planearon que sean las poblaciones que viven con alguna discapacidad quienes encabezaran esta causa.

Han pasado ya 38 años del último registro de ese Estado sediento de control y las condiciones políticas y sociales no han cambiado mucho, tampoco las consignas. 

Este año, además de exponer las necesidades de la población de la diversidad física y sexual, se suman: “el machismo y la discriminación que existe dentro de la poblaciones LGBTTTIQA+, salud integral incluyente y libre de estigmas, alto a los crímenes de odio, principalmente transfeminicidios y la completa falta de justicia para castigarlos, seguimiento de la prohibición de las terapias para heteronormar conductas”. 

De tal modo que aquel conjunto de voluntarios que organizan la Marcha por el Orgullo LGBT+ en Ciudad de México continúan siendo aquellos guardianes, gárgolas que vigilan desde las calles en la Zona Rosa y que caminan por la Avenida Reforma. A veces, inconscientes guardianes de una historia de orgullo y resistencia.