Las mujeres lesbianas están transformando el fútbol en Uruguay
Opinión • Adriana Cesar • 5 de diciembre, 2024 • Read in English
Los partidos de fútbol suelen dividirse en dos tiempos, con un descanso entre el primero y el segundo para recuperar energías. Nosotras en la colectiva Lésbica Futurista, revirtiendo lógicas y aplicando nuestra espontaneidad, arrancamos a jugar como colectiva no solo en el primer y segundo tiempo, sino en el tercero.
Llamamos tercer tiempo al momento en el que, después de un partido, nos sentamos a charlar y tomar una chela, algo que es tradición en la mayoría de cuadros de fútbol amateur. Generalmente en este punto discutimos lo que pasó en el juego, lo que estuvo bien y lo que estuvo mal. Pero en nuestro caso, por ser mujeres lesbianas, el tema siempre va más allá del fútbol.
Pensando en esta dinámica, tuve una conversación con mis compas Natalia ‘Natu’ Seoane, Vera Sawchuk y Macarena ‘Maca’ Richieri, sobre los tres años que nos conocemos. Recorremos diversos barrios de Montevideo, jugando en diferentes canchas. Nos conocimos dentro de ellas, pero nos reconocimos como colectiva exactamente en los momentos en que ya estábamos afuera.
Cansadas de disputar espacios
Somos mujeres de diferentes generaciones, perfiles e intereses, pero increíblemente tenemos tres cosas que nos unen: el fútbol, nuestra sexualidad y las ganas de habitar espacios sanos y amigables. La mayoría, desde niñas, entendieron que no podían estar en todos los espacios. No nos permitían jugar, saltar, ni trepar a los árboles. Nos obligaron a usar vestidos, faldas y sentarnos con las piernas cerradas. Jugar al fútbol siempre ha sido una lucha por el espacio. La experiencia nos hizo entender que no se trataba de competir por el espacio sino de crear el nuestro propio.
Nos conocimos en un equipo de fútbol de una institución que promovía el deporte para personas LGBTQIA+. Si bien fue una propuesta disidente, la dinámica del espacio no nos brindó el respeto y la contención que necesitábamos. Nos enfrentamos a la reproducción de dinámicas patriarcales y nos encontramos nuevamente oprimidas.
A mediados de 2022 nos estábamos organizando para ir a los juegos de la diversidad en Argentina. Tuvimos la idea de crear productos para vender y recaudar fondos y por primera vez surgió la idea de @LésbicaFuturista.uy.
En la época, en los terceros tiempos, escuchábamos y nos identificamos mucho con la canción brasileña “Lésbica Futurista” de la cantante GA31. La canción es una afirmación de la identidad lésbica que habla de resistencia y goce. La canción transmite la libertad y la confianza en una misma y es lo que queremos para nosotras. Por este motivo, utilizamos el nombre de la canción tal cual, compartimos la idea de que “Lésbica Futurista” es un concepto en sí mismo. Para nosotras llevar adelante este nombre es un acto político.
En 2023, nos cansamos de competir y decidimos crear la colectiva Lésbica Futurista. Pasamos a autogestionarnos. Diseñamos un equipo y un escudo que sería usado en nuestras camisetas en los partidos. Más allá de las remeras que llevábamos en las calles, pasamos a llevar nuestra intención política para las canchas. Cada vez que participamos de un partido con nuestras camisetas estamos luchando por un fútbol otro. Un fútbol sin violencia, con respecto a nuestras cuerpas y con compañerismo por encima de todo.
En la cancha nos cuidamos
Desde que nació la colectiva hace dos años hemos hecho cosas y enfrentado desafíos que nunca pensamos alcanzar. Nos autogestionamos desde el principio de la colectiva, intentamos ser lo más horizontal posible, creemos en el potencial de cada una y que cada una es capaz de enseñar algo a la otra.
Este año nos planteamos hacer pequeños torneos de fútbol feminista y disidente en los barrios mas lejanos del centro de Montevideo, compartiendo más allá del partido una reflexión de cómo toda la violencia patriarcal nos atraviesa en la vida y en la cancha. Nombramos a este torneo En la cancha nos cuidamos y es exactamente este mensaje que queremos transmitir.
Solemos participar de campeonatos con otros cuadros y equipos muchas veces gestionados por varones. Sentimos que el fútbol femenino aún reproduce la lógica del fútbol masculino. Hemos sufrido distintas violencias mientras jugamos, desde choques físicos hasta palabras despectivas hacia nosotras y refiriéndose a nuestra sexualidad.
Es una lastima para nosotras que dentro del fútbol femenino exista este tipo de conducta porque impide el sano desarrollo del deporte, muchas dejan de jugar por este motivo. Aunque sean mujeres jugando, la reproducción de las lógicas patriarcales está por todos lados.
En el principio todo lo que queríamos era generar un lugar seguro, pero ahora ya pensamos más adelante. “En un momento necesitamos generar un espacio nuestro, seguro, y logramos hacerlo. Generamos eso y siento que es como un espacio, como decir… ¡Ta! Estoy en mi hogar, en mi espacio seguro y nos contenemos, nos apoyamos, tratamos de aprender juntas”, señala Sawchuk. “Eso está demás. Y después de a poquito tratamos de salir hacia afuera”.
Este salir hacia afuera implica repensar las dinámicas de estos campeonatos y cómo podemos generar espacios seguros también para compas que no están en la colectiva, pero que, sin embargo, tienen ganas de jugar a otro fútbol.
Tejiendo partidos y saberes
En 2023 participamos por primera vez en Tejido Feminista Montevideo, una articulación de colectivas que juntas organizan la marcha del 8M. En este espacio aprendimos mucho sobre dinámicas colectivas, intercambiamos conocimientos y percepciones. Hicimos nuestro primer pikadito (partido informal de fútbol) antes de la marcha, estuvo hermoso.
Ese fue un año muy importante para el fútbol femenino, el año del Mundial. Uruguay no estuvo presente, pero se sintió el ambiente que lo rodeaba. La Copa Mundial Femenina de Fútbol activó algunas cuestiones y la discusión sobre las diferencias entre el fútbol femenino y masculino volvió a escena. Las jugadoras profesionales de Uruguay comenzaron a organizarse por sus derechos, incluso convocaron manifestaciones y protestaron en la cancha por mejores condiciones laborales.
En esta época nos contactamos con Mónica Santino, una de las referentes de la colectiva argentina La Nuestra Fútbol Feminista, quien nos invitó a ir a Buenos Aires a participar de la marcha por la diversidad. Allí participamos del pikadito que montaron. Jugamos e intercambiamos ideas.
Desde entonces nos mantuvimos en contacto y estuvimos este año en el encuentro de fútbol femenino en Buenos Aires, previa del 37° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries en San Salvador de Jujuy.
Los intercambios con otras colectivas nos nutren y terminan siendo un detonante de nuestras ideas y proyectos. Traducimos al lenguaje del fútbol muchas de las situaciones que vivimos en nuestras vidas. “El cuidarse la espalda, qué importante que es, porque vos cuando jugás al fútbol estás viendo a tu compañera de espaldas y estás diciendo ‘derecha, izquierda’”, recuerda Seoane. “Y creo que en la vida vamos un poco así, cuidando la espalda entre amigas, entre compañeras y guiándonos”.
Recientemente en Montevideo, recibimos la visita de la colectiva chilena Jugada Colectiva, tuvimos momentos de reflexión y goce; para nosotras así como para ellas, jugar es resistir. Conversamos sobre la importancia de hacer un fútbol diferente con una perspectiva feminista. Además nos contaron cómo en Chile organizaron junto a otras colectivas su proprio campeonato feminista porque estaban cansadas de participar de los campeonatos organizados por hombres.
En Lésbica Futurista iniciamos con el torneo En la cancha nos cuidamos, pero queremos más. Sabemos de las dificultades que encontramos en Uruguay, principalmente porque hay menos gente, lo que no significa que no haya la misma fuerza y ganas de cambiarlo todo.