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Ecología política en Abya Yala, feminista y transgresora

Un niño frente al río. En Guapinol, Honduras, se hace defensa del territorio ante proyectos que afectan el medioambiente, como los mineros. Foto © Lizbeth Hernández.

Reportaje • Ricardo Balderas • 12 de diciembre, 2024 • Read in English

La semana pasada, doscientas personas, académicos, activistas, defensoras del territorio y periodistas de todo el hemisferio discutieron, en el marco del Quinto Congreso Latinoamericano de Ecología Política en la Ciudad de México, los nuevos horizontes de la rebeldía.

El evento, celebrado del 4 al 6 de diciembre en el Plantel Del Valle de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), logró reunir a gran cantidad de pensadoras que colectivamente problematizaron sobre la devastación de la tierra y las alternativas y propuestas desde la ecología política. 

Se trata de una visión del mundo que hace uso de diferentes saberes para entender la devastación del territorio a la que son sujetas las tierras de Latinoamérica y del Sur global, explica Aida Luz López, integrante del Comité Organizador de este quinto congreso y académica investigadora de la UACM.

“Lo que viene ocurriendo desde hace ya más de 30 años, cuando se empieza a configurar la ecología política, es una inquietud de académicas críticas y de gente comprometida con los procesos sociales”, explica López en entrevista con Ojalá. “Nosotras reivindicamos a esta academia activista, que se involucra, que acompaña las luchas de los pueblos y que es capaz de llevar esta formación a nuestro estudiantado”.

Para la investigadora, la ecología politica requiere urgentemente de un análisis con enfoque feminista y crítico. Esto debido a que los problemas ambientales se concentran en gran medida en disciplinas que carecen de profundidad en su análisis al contemplar únicamente soluciones tecnocientíficas. La ecología política ha intentado, a lo largo de varias décadas, explicar el fenómeno del cambio climático más allá de herramientas como los bonos de carbono o las denominadas energías renovables que, desde la perspectiva de la investigadora, no logran explicar a fondo la crisis climática. 

La cooperativa de El Tranvío en Guapinol, Honduras, se ha organizado para defender el territorio y ha desarrollado trabajos como criar pollos para no depender del monocultivo de la palma africana, que además afecta el medioambiente. Foto © Lizbeth Hernández.

La ecología política que se difunde en el programa de la UACM se nutre de las humanidades para intentar explicar, desde la teoría crítica, el feminismo y algunos elementos del marxismo, que el fondo del problema de la devastación al medio ambiente es el sistema capitalista, un sistema depredador por su propia naturaleza.

“Cada vez que hay una conferencia sobre el desarrollo sustentable vemos que los logros son mínimos o nulos. En cambio, el avance de la degradación y de la crisis ambiental es cada vez mayor”, dijo López. “Lo que irrumpe son movimientos que invitan a la acción colectiva. En ese contexto, el feminismo aporta denuncias de las dinámicas de las relaciones patriarcales”.

Ecofeminismo y transición energética

Yayo Herrero López es, entre varios calificativos, una activista ecofeminista que ha dedicado su vida y estudios a tratar de explicar el origen de lo que denomina “crisis ecosocial”. Se trata de un conjunto de realidades relacionadas con el calentamiento global derivado del uso indiscriminado de combustibles fósiles y su relación con el alto consumo de energía de los países en el Norte global, así como su dependencia al saqueo de otras naciones para sostener ese mismo consumo energético. 

En su ponencia, Herrero López sostuvo que el enfoque de la Unión Europea (UE) sobre la transición a la energía renovable y las tecnologías verdes está llevando a una nueva ola de colonialismo, ya que los países ricos seguirán explotando los recursos del Sur global. También realiza una dura crítica a la Agenda Verde por no abordar el problema del agotamiento de los recursos y por perpetuar una dinámica colonial de explotación. 

Herrero asegura que la Agenda europea carece de una visión justa para lograr dicha transición energética. “Si pensáramos en una transición que fuera justa, tenemos que pensar en una reducción muy grande del consumo de energía y de minerales en el mundo enriquecido, simplemente para que el resto del mundo pueda desarrollar los modelos de vida sostenible y relaciones con sus propios territorios”, dijo Herrero en entrevista tras su ponencia. “Esto no lo plantean los acuerdos de la UE”.

Para la también escritora, el planteamiento de la UE sobre la transición energética y los compromisos sobre el abandono de combustibles fósiles perpetúan los mismos conflictos capitalistas que nos llevaron a la crisis. El consumo no está  regulado en los países del Norte global, donde los negocios de tecnologías como la industria eólica, las celdas fotovoltaicas y —en el caso de la automotriz— el hidrógeno, se disputan (a costa de otras naciones) el acceso a materias primas indispensables y escasas en sus propios países. 

Una de las principales claves para lograr un futuro sin despojo es el de entender las estructuras comunitarias muy fortalecidas en los pueblos indígenas y su entendimiento con el territorio, conceptos que, según explica Herrero, se han desdibujado en las sociedades occidentalizadas debido a que “Nos han obligado a entender la tierra desde la exterioridad, desde la superioridad”. 

El río Aguán es clave para muchas comunidades en Guapinol, por eso buscan defenderle. Foto © Lizbeth Hernández.

Al final de las jornadas, el día viernes 7 de diciembre, los asistentes y ponentes se pronunciaron en contra de la impunidad de los asesinatos de Sergio Rojas y Jerry Rivera en Costa Rica y exigieron que el Estado costarricense cumpla con la ley 6182 y devuelva las tierras a los pueblos indígenas. 

México deporta a reconocida activista chilena

El evento concluyó con un éxito rotundo en asistencia y discusión, pero faltó una voz importante: la de la investigadora, acompañante de la causa mapuche y activista chilena Anahí Moya Fuentes, quien no pudo llegar al congreso.

Al respecto, Aida López señaló cuando platicamos que Moya Fuentes viajaba con su pasaporte chileno. Llegó a la Ciudad de México la mañana del jueves 5 de diciembre en un vuelo demorado y los agentes migratorios la detuvieron hacia la medianoche. Solamente alcanzó a comunicarse con una compañera del congreso, luego fue deportada. 

“Ella [Moya Fuentes] fue la que me contactó y desde las primeras horas de la mañana empezamos a movilizarnos”, dijo López. “Incluso alguien a cargo de la Oficina de Inmigración en el aeropuerto internacional Benito Juárez y, bueno, todos me dijeron que iban a ver, que iban a hablar, pero finalmente recibimos la noticia de que ya había sido deportada sin ningún tipo de notificación”.