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La censura al arte feminista en Santa Cruz, Bolivia

Una mujer con masacarita camina con su cartel el 8 de marzo, 2023 en Santa Cruz, Bolivia. Foto: Josune Palenque Aponte.

Reportaje • Dawn Marie Paley con fotos de Josune Palenque Aponte • 28 de abril, 2023Read in English

En febrero pasado, artistas feministas asociadas al Espacio Cultural Por Pluma en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, lanzaron una convocatoria para crear carteles textiles, con el propósito de llevarlos a la marcha del 8 de marzo. Luego, a través de un acuerdo con la municipalidad, los carteles iban a ser exhibidos en el patio del Museo de la Ciudad, el Altillo Beni.

Desde el 5 de marzo empezaron las jornadas de creación, donde las mujeres se sentaron con textiles, objetos, tijeras e hilo. Fue muy interesante lo que iba saliendo mientras cada una elaboraba su cartel.

El proceso de creación. Foto: Josune Palenque Aponte.

“La idea original es escuchar las voces diferentes y que cada una plasme sus objetivos políticos, o su herida, haciendo su propia consigna”, según Nelly Vázquez, poeta y artista que forma parte de Por Pluma. 

Primero escribían los textos para luego re-escribirlos, abriendo diálogo con las compañeras ahí reunidas. Salían temas fuertes, desde los secretos familiares hasta los abusos dentro de la iglesia. De ahí empezaron a confeccionar. También compusieron una canción, reaccionando desde el arte a las condiciones particularmente difíciles de esta ciudad. 

Meses antes, Santa Cruz fue el sitio de un paro-bloqueo cívico, a través del cual la élite político-empresarial de la región intentaba forzar la mano al gobierno nacional. 

Algunos de los carteles textiles desplegados el 8 de marzo en Santa Cruz. Foto: Josune Palenque Aponte.

Para las feministas autónomas en Santa Cruz, el paro representaba el despliegue de la dictadura cívica, apoyada en la fascistización de la vida cotidiana. En entrevistas y charlas, me indicaron que cuando el gobierno nacional apresó al gobernador del departamento, Fernando Camacho, hubo algunos disturbios pero la gente—ya cansada del paro-bloqueo— tampoco protestó mucho.  

En este contexto—con la derecha conservadora gobernando a nivel departamental, y la izquierda conservadora a nivel nacional—la organización feminista no es fácil. 

Para el 8 de marzo ya había confianza entre el grupo de 16 mujeres que habían sacado sus culpas y creado sus carteles juntas. Ya se sentían las ganas y los nervios de enseñar sus carteles al mundo.

Ese día, las mujeres de Por Pluma se juntaron con otras muchas más en el centro de la ciudad. Fue de los 8 de marzo más movilizados de los que se tiene memoria en la ciudad.

Un cartel textil en la marcha del 8m en Santa Cruz, Bolivia. Foto: Josune Palenque Aponte.

“Nos sentimos súper contentas”, me dijo Vázquez en entrevista en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Santa Cruz el mes pasado. “Estábamos felices, para nosotras fue un gol”. 

Después de la marcha, llevaron los carteles al Museo de la Ciudad y durante las siguientes semanas fueron instalados. La exposición abrió el día 21 de marzo. Al día siguiente todo transcurrió como se esperaba: entraba gente a ver la exposición, algunos se tomaban una selfie. 

Nada fuera de lo normal. 

Las creadoras de los carteles textiles el día de la inauguración de la exposición en el Museo de la Ciudad Altillo Beni. Foto: Josune Palenque Aponte.

Sin embargo, a primera hora del día 23 de marzo llegó una orden por medio de WhatsApp: quiten los carteles ya. 

Vázquez, junto con su compañera de Por Pluma, Nadia Callaú, acudieron a las oficinas del municipio para entender de qué se trataba. Antes de llegar a las oficinas se pusieron sus mascaritas, capuchas tradicionales usadas por las mujeres populares durante el carnaval de la ciudad desde hace más de cien años.

Les atendió una secretaria, diciendo que no tenía reunión agendada con ninguna mascarita. Dieron sus nombres y las dejaron pasar.

“Nunca nos dijeron por qué se mandó a quitar la expo”, dijo Vázquez. Se enteraron luego—mediante canales informales— que dos carteles, uno que dice ‘Poderosa con P de Puta’ y otro que dice ‘Abortar es Amor’ molestaron a una amiga de la directora de cultura. Por eso mandó quitar la exposición, mostrando otra faceta ultra-conservadora de la ciudad.

Uno de los carteles que molestaron las autoridades municipales de Santa Cruz. Foto: Josune Palenque Aponte.

En 1999, el Ayuntamiento intentó censurar la pintura de una Virgen María (flaca, blanca y sin vello púbico) desnuda. Pero aquella vez, la batalla contra la censura del arte se ganó y la obra siguió en la Casa de la Cultura.

El año pasado, personas anti-derechos irrumpieron en una exposición llamada Revolución Orgullo que conmemoraba el mes de las diversidades sexuales, también en el Museo de la Ciudad. Según les curadores, llegaron personas con discursos “llenos de discriminación, homofobia y misoginia” y destruyeron las obras.

“Nuevamente el contexto quiere volver a la época del narcotráfico, a los 80, cuando querían censurar todo”, dijo Vázquez. “¿Cómo vamos a retroceder así?”

“Son los hijos de Camacho”, comentó Callaú, quien también es artista. Se refiere a que el gobierno local quiere dictar qué es arte y qué no. 

En esta misma reunión, el Municipio les ofreció un espacio en el patio del MAC. Mientras estaban negociando las garantías del nuevo espacio, trabajadores municipales entraron al Museo de la Ciudad a quitar los carteles.

Mujeres con mascarillas en la marcha del 8 de marzo en Santa Cruz, Bolivia. Foto: Josune Palenque Aponte.

Cuando hablé con Vázquez y Callaú, se estaban preparando para volver a montar la exposición de los carteles en el patio del MAC. Al lado, en las salas de exposición, había una muestra de piezas organizadas una forma políticamente provocativa, como parte de la Bienal Internacional de Artes Visuales de Santa Cruz.

Una de las obras era el cuadro censurado en 1999. Había sido intervenido por otras artistas con una tela de plástico transparente, pero con vello púbico. Para colmo, el artista, quien había encabezado la lucha contra la censura más de 20 años atrás, no solo se quejó de la intervención, sino que la destruyó y, de paso, sacó su pene frente a las personas reunidas. 

“Aquí estamos en la Edad Media”, dijo Vázquez. Y no lo dijo una vez, sino varias veces en el transcurso de nuestra entrevista. Sin querer, me vino a la mente el Texas de Greg Abbott (donde algunos empleados públicos fueron avisados de que tienen que usar ropa que refleje su ‘género biológico’), la Florida de Ron DeSantis (donde el congreso estatal está tratando de abolir las performances drag) y la reversa en derechos reproductivos y sexuales a lo largo de Estados Unidos. 

No sólo en Santa Cruz se expande la Edad Media.

Los carteles textiles desplegados el 8M en el centro de Santa Cruz. Foto: Josune Palenque Aponte.

Aun así, las mujeres cruceñas siguen organizando y creando. Insisten en que el arte y la creación feminista tienen lugar en todo tipo de espacio.

“Cuando una conoce el arte contemporáneo, entiende que es un amante del feminismo. Tienen el mismo objetivo: la destrucción y desmantelamiento del poder hegemónico”, dijo Vázquez. “El arte contemporáneo ya no se entiende sin feminismo”.

Después de semanas de promesas y garantías por parte de oficiales locales, la exposición de los carteles textiles de Por Pluma en la MAC fue cancelado. Por ahora, las artistas dicen que van a exhibir sus obras en las calles de la ciudad.

Dawn Marie Paley
Es periodista freelance desde hace casi dos décadas y ha escrito dos libros: Capitalismo Antidrogas: Una guerra contra el pueblo y Guerra neoliberal: Desaparición y búsqueda en el norte de México. Es la editora de Ojalá.